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“Fue el mejor partido de Argentina”, destaca Alejandro Sabella ni bien terminan los “malditos” Cuartos de Final. Malditos porque en los anteriores últimos cuatro mundiales, Argentina fue eliminada tres veces en esa instancia. Hoy poco importa que el sorteo haya ayudado y que todavía Argentina no se haya enfrentado a ninguna potencia futbolística. El gol de Gonzalo Higuaín se grita, se festeja y se goza como pocas veces. Por fin aparece “el Pipa”. Por ahora, es el gol más importante de los últimos 24 años. Por fin, las Semifinales son una realidad.
“Si no pasamos los Cuartos, será una frustración”, alertaba Sabella antes del partido. Sabía que era una obligación llegar a las semifinales. Por fin Argentina hizo historia. Es la primera vez, desde que se juega con este formato, que la Selección gana los cinco partidos (si se cuenta el triunfo ante Suiza en el tiempo extra). La particularidad es que todos los ganó por un solo gol de diferencia.
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No le falta razón a Sabella en sus declaraciones porque Argentina ajustó las marcas con la inclusión de Lucas Biglia por Fernando Gago. El mediocampista de la Lazio fue la rueda de auxilio de Javier Mascherano y entre ambos cortaron los circuitos ofensivos de Bélgica. Eden Hazard, la estrella belga, ni la tocó. Después, entre Ezequiel Garay y Martín Demichelis borraron al pibe Divock Origi y luego se bancaron todos los centros que iban para el altísimo Marouane Fellaini y para Romelu Lukaku. Así, atacó Bélgica. A meterla en el área. Los mediocampistas nunca pudieron conectarse y armar una jugada importante por el interior de la defensa argentina. Gran mérito de los volantes y defensores argentinos. Por fin, funcionó el trabajo colectivo.
Ahora, lo más preocupante es la lesión de Di María, quien se perderá el resto del Mundial. Algo que también preocupa es el quedo de Argentina en los últimos 20 minutos porque le regaló la pelota a Bélgica y si bien no sufrió algún sofocón importante, eso siempre es peligroso. Más que nada, porque selecciones más poderosas no lo perdonan.
El nuevo rival se llama Holanda. Un viejo conocido. Un equipo que sabe a lo que juega y que basa sus ilusiones en tres futbolistas fundamentales: Wesley Sneijder, Robin Van Persie y la figura Arjen Robben. Holanda sufrió demasiado para eliminar a México primero y luego a Costa Rica. Pero sus jugadores corren todo el partido a mil. No se desesperan si la pelota no quiere entrar en el arco contrario y arman jugadas elaboradas hasta el último instante. Encima, tienen hambre porque nunca ganaron un Mundial y tres veces se quedaron en la puerta. Una vez fue ante Argentina en 1978, por eso el miércoles buscarán la revancha.
Mientras tanto, la Selección Argentina ya pasó diversas pruebas. Las veces que jugó mal, ganó. Se bancó la lesión de Sergio Agüero y la suspensión de Marcos Rojo. También, durante los encuentros anteriores, se sobrepuso al bajo nivel de Federico Fernández y de Gago. En estas instancias ya no existen favoritos, es a todo o nada. Ahora, Argentina deberá sobreponerse a la falta de Di María y deberá buscar la manera de detener a Robben.
Todo para que los hinchas puedan volver a gritar el gol más importante de los últimos 24 años y también para que puedan volver a gritar: «Por fin viejo».